Patrick Swayze, el actor que enseñó al público a bailar con Dirty Dancing y a llorar con Ghost, perdió el lunes su batalla contra el cáncer de páncreas a los 57 años. Nativo de Houston e hijo de coreógrafos, el actor encontró su lugar en Hollywood sin problemas con papeles de galán, a veces rudo a veces más romántico, pero sobre todo con ritmo.
Su pública batalla contra el cáncer de páncreas que le fue diagnosticado a principios de 2008 se convirtió en su último legado. "Quiero durar hasta que se descubra una cura", declaró en una de sus últimas entrevistas mientras la prensa sensacionalista anunciaba en grandes titulares "Patrick Swayze tiene cinco semanas de vida".
Según informó su portavoz, Annett Wolf, el actor falleció rodeado de su familia "tras haberse enfrentado al reto de su enfermedad durante los últimos 20 meses". Siempre pragmático, Swayze confesó a la periodista Barbara Walters que su enfermedad era "un infierno" y declaró su miedo ante una dolencia con una mortalidad del 95% en cinco años.
Su enfermedad coincidió además con uno de los mejores momentos de una carrera, que después de éxitos como las citadas Ghost, Dirty Dancing o Le llaman Bodhi, vivió años de vacas flacas y problemas con el alcohol. La serie televisiva The Beast fue su resurrección profesional, aunque se canceló tras la primera temporada por sus problemas médicos.
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